Este 29 de septiembre el Palacio de Bellas Artes cumple 86 años de su inauguración, reconocido como el recinto cultural más emblemático de México.
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En el Centro Histórico de la Ciudad de México, en el corazón de la capital del país, se observa unos de los edificios más icónicos de México: el Palacio de Bellas Artes.
A lo largo de 86 años de historia, el recinto cultural más importante del país ha albergado miles de exposiciones, obras y muestras de arte.
La construcción del Palacio de Bellas Artes inició durante la presidencia de Porfirio Díaz, quien ordenó iniciar un proyecto de construcción para el Nuevo Teatro Nacional. La responsabilidad del proyecto cayó en manos del arquitecto italiano Adamo Boari y del ingeniero Gonzalo Garita, quien abandonaría el proyecto años posteriores.
Adamo Boari obtuvo influencia del Art Nouveau, estilo artístico en el cual predominan las formas orgánicas, para la realización del exterior del recinto. El arquitecto entregó los textos de anteproyecto en 1902 y el proyecto definitivo en 1904, año en el que iniciaron las obras.
Una vez concluida la estructura de acero, construida sobre una plataforma flotante, fue recubierta con concreto y los muros exteriores revestidos con mármol blanco mexicano, mientras que el mármol utilizado en los elementos ornamentales fue traído desde Italia.
Pese a que la fachada del Palacio de Bellas Artes obtuvo inspiración europea, también cuenta con elementos provenientes de las culturas prehispánicas. Ahí se encuentran cabezas de monos, coyotes, serpientes, un guerrero jaguar y un guerrero águila.
Ya en esos momentos el proyecto comenzó a presentar hundimientos importantes generados por diversos factores, entre ellos la monumentalidad del proyecto, las características del terreno y los movimientos telúricos.
Pese a que la temporalidad de las obras estaba prevista, los problemas presupuestales, diversos asuntos técnicos, la situación económica del país y el estallido de la Revolución retrasaron su ejecución. La construcción inició en 1904 pero se vio interrumpida a partir de 1912, fecha en que cambian las condiciones del contrato del arquitecto Boari, hasta su salida del país en 1916. En esta etapa solo se había concluido todo el exterior, a excepción del recubrimiento de la cúpula.
De 1917 a 1929 hubo dos intentos para reanudar los trabajos; en 1919 con Venustiano Carranza y en 1929 con Plutarco Elías Calles, pero se avanzó muy poco.
Hubo dos intentos de retomar el proyecto, el primero durante la administración del presidente Venustiano Carranza en 1919 y el segundo durante la presidencia de Pascual Ortiz Rubio, quien emitió un acuerdo para la terminación del Teatro Nacional.
El proyecto de culminación se puso en manos del arquitecto Federico Mariscal, quien trató de dar continuidad a la idea de Boari. En esta nueva etapa el interior de la construcción recibió un estilo Art deco, caracterizado por la sobriedad y la sencillez.
La finalidad de esta nueva etapa del proyecto, culminado por Mariscal el 10 de marzo de 1934, era convertir el edifico en “asiento de una institución nacional de carácter artístico”, razón por la que el recinto cambió de nombre de Teatro Nacional a Palacio de Bellas Artes, mismo que abrió sus puertas el 29 de septiembre de 1934.
A lo largo de los años, el Palacio ha sido remozado en diversas ocasiones, aunque nada sustancial.
No es sino hasta mediados de 2008 que la Sala Principal del Palacio fue sometida a una remodelación integral que incide esencialmente en la mecánica teatral, tramoya, e isóptica del recinto, así como en sus sistemas de iluminación, acústica y video. Para esto, hubo modificaciones arquitectónicas en el foro, foso, área de luneta y rediseño de la butaquería, y una nueva cabina de comando.
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